Soy un hombre de 25 años que vive desde hace al menos 6 años con un familiar enfermo. Cuando tenía 13 años, mi abuela sufrió un derrame cerebral y pérdida de memoria y, para empeorar las cosas, quedó paralizada y ya no podía realizar sus tareas y rutinas diarias por sí misma. Tuvimos que conseguirle una niñera que la ayudara, pero en algún momento resultó agotador para la niñera. Tuve que aprender a vivir con la situación que tenía entre manos y a partir de 2014 asumí responsabilidades sobre mi abuela. Pude administrarle sus medicamentos, ayudarla cuando necesitaba ir al baño, prepararle la comida e incluso acostarla. A lo largo de mi viaje a la escuela secundaria, esto me enseñó mucho, que tu vida puede pasar ante tus ojos en un segundo y que todo se vuelve diferente durante toda la vida. Cada vez que salía de la escuela podía correr a la casa de mi abuela sólo para asegurarme de que todo iba bien para ella. Aunque su salud fue deteriorándose con los años, su sonrisa todos los días cada vez que me veía me daba un poco de coraje y esperanza de que se quedara por más tiempo. Después de una larga batalla con su enfermedad, su alma descansó 7 años después, justo después de ingresar a la universidad. Esto me rompió el corazón y como ya terminé la Universidad, me gustaría cuidar a las personas que tienen problemas similares y ponerles sonrisas en la cara como una forma de recordar a mi difunta abuela.